En LAN buscamos preservar la expresión natural de la uva desde su origen. La barrica jugará un papel fundamental a la hora de preservar y matizar el perfil de nuestros vinos a lo largo del tiempo. Por ello, somos muy exigentes en la selección de robles que acompañarán a nuestros vinos durante el viaje de la crianza.
Maloláctica en barrica
El contacto con la madera de nuestros vinos de finca, Viña Lanciano, LAN A Mano y Culmen, comienza con la fermentación maloláctica en barricas nuevas. Gracias a esta segunda fermentación (en la que el ácido málico se convierte en láctico), nuestros vinos perfilan su personalidad y realzan sus cualidades, su característico aroma varietal y su intenso color, para suavizarse y convertirse en más untuosos y agradables al paladar.
La crianza en roble para conseguir vinos únicos
En LAN buscamos que la barrica respete y realce las cualidades del vino. Por ello, la crianza de nuestros vinos se realiza por separado, según su origen y variedad, respetando al máximo su potencial y tipicidad. Seleccionamos el tipo de barrica en función del perfil del vino, desde su grado de tostado hasta el lugar de origen de la madera: roble francés, americano, caucásico o —el más reciente— el pirenaico. La elección de los bosques de los que procede la madera, el control de la humedad, el tipo de grano… todo ello forjará el carácter de nuestros vinos.
Las barricas mixtas de LAN
Cada vino de LAN es diferente, al igual que su crianza. Viña Lanciano, LAN A Mano, LAN D-12 y LAN Gran Reserva son criados en distintos tipos de roble. En otros de nuestros vinos, como Culmen y LAN Xtrème apostamos por una única procedencia de la madera para su crianza, como el roble francés. Pero si de algo estamos orgullosos es que somos pioneros en el empleo de barricas mixtas, que combinan duelas de roble americano, que aportan la elegancia de la vainilla, y fondos de roble francés, que proporciona toques especiados. Este tipo de barricas son las que usamos en especial para LAN Crianza y LAN Reserva.