Hace ya 10 años que comenzamos nuestro proyecto en el corazón de la Ribera del Duero con Marqués de Burgos. En 2009 pusimos en marcha el proceso de seguimiento de las parcelas, para lo que trasladamos a Ribera la filosofía de LAN en Rioja: una apuesta por el conocimiento y el respeto a la materia prima que nos ha llevado a profundizar en una misma variedad de uva, Tempranillo o Tinta fina, que se somete a unas condiciones muy distintas.
Ribera del Duero versus Rioja
Nuestra enóloga María Barúa lideró este reto que comenzó hace más de una década. Su conocimiento sobre el comportamiento de la variedad Tempranillo es profundo y señala diferencias notables en el viñedo. En Ribera del Duero el clima es continental, con temperaturas extremas, con inviernos muy fríos y veranos muy cálidos. En cambio, en nuestro viñedo en Rioja, el clima es más benigno, ya que es mediterráneo con influencia atlántica y temperaturas más suaves. La altitud media del viñedo es de 800 metros en Ribera, frente a los 400 metros en Rioja. Otra de las diferencias radica en el tipo de suelo, ya que los de Viña Lanciano son muy pobres —principalmente de arena y grava—, mientras que los de la zona de Quintana del Pidio son suelos limosos, franco-arcillosos, con presencia de pequeños cantos rodados.
De estas cepas, que ya están muy asentadas y proceden de la zona de Quintana de Pidio, se obtienen uvas de una calidad excepcional, en pequeños racimos, con muchos polifenoles y aromas que se trasladan al vino. «La clave está en la materia prima, en cuidarla, conocerla y, en bodega, respetarla», asegura María.
Marqués de Burgos Roble: el primero
En 2011 nació nuestro Marqués de Burgos Roble. Un vino 100% Tempranillo (Tinta fina) procedente de cepas de entre 25 y 30 años, ubicadas en una ladera con orientación sur-suroeste en la zona de Quintana del Pidio, La Aguilera y Zazuar. Se vendimian a mano y, tras la selección de campo, la fermentación en depósitos de hormigón se lleva a cabo a temperatura controlada a menos de 26 °C, de manera que se lograr la máxima concentración de aromas primarios y secundarios. La crianza tiene una duración de 6 meses en barrica de roble nuevo americano procedente del norte de los Apalaches (70 %) y roble francés, de bosques del centro de Francia (30 %). El afinado en botella se prolonga un mínimo de 10 meses, mientras este vino se redondea y suaviza.
Nota de cata
De color rojo púrpura brillante. Aromas a fruta roja y bayas silvestres, combinado con notas de regaliz, toques de café, vainilla y cacao. En boca es aterciopelado y carnoso.
Ideal como vino por copa; acompaña a embutidos, pastas, guisos y quesos curados.
Marqués de Burgos Crianza: la evolución
El mimo en el campo, la viticultura manual y el potencial de los viñedos viejos dieron como fruto nuestro Marqués de Burgos Crianza, un vino con excelente estructura y complejidad. Procede de una selección en campo de viñedos en ladera con orientación sur, con producciones muy bajas, cepas con racimos sueltos y de fruto pequeño. Se encuentran en Quintana del Pidio, La Horra y Roa a una altitud por encima de los 850 m. Durante la fermentación se controla la temperatura —25 °C— para lograr la máxima concentración de aromas primarios y secundarios. Posteriormente, la crianza se llevará a cabo durante 14 meses en barrica de roble nuevo francés de grano fino. El afinado en botella tiene una duración de 12 meses.
Nota de cata
Es de color rojo cereza oscuro. Aromas a fruta roja y negra, con notas de monte bajo, hierbas aromáticas, tonos balsámicos, ligeros tostados y chocolate. En boca explotan los taninos dulces y jugosos, que dejan un grato recuerdo.
Un vino que marida con platos de cuchara, como legumbres, guisos, caza, carnes rojas y quesos curados.
Una historia de selección que continúa con 8000.